El Miedo: Nuestro Protector y Amigo Entrañable
En el tejido complejo de nuestras emociones, el miedo destaca como una de las más fundamentales y poderosas. Si bien a menudo lo vemos como un enemigo, en realidad, el miedo es un fiel defensor de nuestra existencia, un guardián de nuestra especie y, en última instancia, un amigo entrañable que merece ser comprendido y respetado.
Como decia mi abuela, el miedo te acompaña a todos lados, solo que tienes que decirle que se quede en la puerta, junto con el paraguas. 
El Miedo Como Defensor
El miedo, en su forma más primitiva, es un sistema de alerta diseñado para mantenernos seguros. Imagina estar en un bosque ancestral, donde peligros acechaban en cada rincón. El miedo se convierte en ese susurro en tu mente que te dice: “¡Cuidado!” o “¡No te acerques!”. Actúa como un escudo protector que nos previene de situaciones potencialmente peligrosas, y es gracias a él que nuestra especie ha sobrevivido a lo largo de milenios.
El Miedo Como Protector de la Especie
Nuestro miedo no solo nos cuida individualmente, sino que también es un pilar en la preservación de la especie humana. Imagina a nuestros antepasados reunidos alrededor de un fuego, alertas ante las amenazas del mundo exterior. El miedo, en su forma colectiva, mantuvo a las comunidades a salvo y fortaleció los lazos sociales. Nos impulsó a colaborar y a protegernos unos a otros, una conexión que sigue siendo esencial en nuestro mundo moderno.
El Miedo Como Amigo Entrañable:
En el día a día, a menudo experimentamos el miedo en situaciones más cotidianas, como hablar en público, enfrentar una entrevista de trabajo o tomar decisiones importantes. En estos momentos, el miedo se manifiesta como un amigo que nos anima a crecer y superar obstáculos. Siempre que escuchemos su sabio consejo, podremos aprovechar su energía para impulsarnos hacia adelante en nuestra búsqueda de la autotrascendencia.
